A LOS PUEBLOS DE AMÉRICA LATINA:
"Es el camino de Vietnam es
el camino que deben seguir los pueblos; es el camino que seguirá América con la
característica especial de que los grupos en armas pudieran formar algo así
como Juntas de Coordinación para hacer más difícil la tarea represiva del
imperialismo yanqui y facilitar la propia causa."
El Movimiento de Liberación
Nacional (Tuparnaros) de Uruguay, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(MIR) de Chile, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Bolivia y el
Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) de Argentina, firman la presente
declaración para hacer conocer a los obreros, a los campesinos pobres, a los
pobres de la ciudad, a los estudiantes e intelectuales, a los aborígenes, a los
millones de trabajadores explotados de nuestra sufrida patria latinoamericana,
su decisión de unirse en una Junta de Coordinación Revolucionaria.
Este importante paso es producto
de una sentida necesidad, de la necesidad de cohesionar a nuestros pueblos en
el terreno de la organización, de unificar las fuerzas revolucionarias frente
al enemigo imperialista, de librar con mayor eficacia la lucha política e
ideológica contra el nacionalismo burgués y el reformismo.
Este importante paso es la
concreción de una de las principales ideas estratégicas del comandante Che
Guevara, héroe, símbolo y precursor de la revolución socialista continental. Es
también significativo paso que tiende a retomar la tradición fraternal de
nuestro pueblos que supieron hermanarse y luchar como un solo hombre contra los
opresores del siglo pasado, los coloniales españoles.
NUESTRA LUCHA ES ANTIIMPERIALISTA
Los pueblos del mundo viven la
amenaza permanente del imperialismo más agresivo y rapaz que jamás haya
existido antes. Han presenciado, no con indiferencia, el genocidio organizado
dirigido por el imperialismo yanqui contra el heroico pueblo vietnamita. En
esta guerra desigual, cuyas llamas aún no se extinguen, se ha mostrado de
cuerpo entero el carácter guerrerista y alevoso del imperialismo del norte.
Pero, en esta guerra, una vez más y por contrapartida, se ha demostrado la
debilidad de su sistema y aun todo su poderío militar frente a un pueblo
dispuesto a luchar y decidido a ser libre a cualquier precio.
Los pueblos latinoamericanos, desde
el siglo pasado hasta nuestros días, soportan el pesado yugo colonial o
neocolonial de los imperialistas, han sufrido consecutivamente intervenciones
militares y guerras injustas ejecutadas o fomentadas, bien por el ejército
norteamericano, bien por los monopolios supranacionales.
Y ahí está el despojo de México,
la ocupación de Puerto Rico, la intervención de Santo Domingo, y está Playa
Girón y muchos hechos bélicos que nuestra América no olvida y no perdonará
jamás.
Y está la Shell, la Esso o la Standard
Oil, la United Fruit, la ITT, los dineros de Mr. Rockefeller y Mr. Ford. Y está
la CIA, que con Papy Shelton, Mitrione, Siracusa, dejó huellas indelebles de la
política avasalladora y prepotente de los EE.UU. contra el Movimiento Popular
en Latinoamérica.
LATINOAMÉRICA MARCHA HACIA EL
SOCIALISMO
El 1º de enero de 1959, con el
triunfo de la revolución cubana, se inicia la marcha final de los pueblos
latinoamericanos hacia el socialismo, hacia la verdadera independencia
nacional, hacia la felicidad colectiva de los pueblos.
Es la justa y abierta rebelión de
los explotados de América Latina contra un bárbaro sistema neocolonial
capitalista impuesto desde fines de siglo pasado por el imperialismo yanqui y
europeo, que con la fuerza, el engaño y la corrupción se adueñaron de nuestro
continente. Las cobardes burguesías criollas y sus ejércitos, no supieron hacer
honor al legado revolucionario liberacionista de la gloriosa lucha anticolonial
de nuestros pueblos, que conducidos por héroes como Bolívar, San Martín,
Artigas y tantos otros, conquistaron la independencia, la igualdad y la
libertad.
Las clases dirigentes,
defendiendo mezquinos intereses de grupo, se unieron a los imperialistas,
colaborando con ellos, facilitaron su penetración económica, entregando
progresivamente el control de nuestra economía a la voracidad Insaciable del
capitalismo extranjero. La dominación económica engendró el control y la
subordinación política y cultural. Así se fundó el sistema capitalista
neocolonial que viene explotando, oprimiendo y deformando desde hace cien años a
las clases trabajadoras de nuestro continente.
Desde principios del siglo la
clase obrera comenzó a alzarse contra ese sistema, desplegando la entonces poco
conocida bandera del socialismo, unida indisolublemente a la bandera de la
independencia nacional, promoviendo el despertar de los campesinos, de los
estudiantes, de todo lo sano y revolucionario de nuestros pueblos. El
Anarquismo, el Socialismo y el Comunismo como movimientos organizados de la
clase obrera vanguardizaron con energía y heroísmo la movilización de amplias,
masas, jalones imborrables de lucha revolucionaria. El legendario líder
nicaragüense Augusto César Sandino, obrero metalúrgico, dirigió en su pequeño
país una de las más heroicas de esas batallas, cuando su ejército guerrillero
tuvo en jaque y derrotó a las tropas intervencionistas norteamericanas en 1932.
Fue en esa década del '30 cuando nuestros pueblos desarrollaron en todo el
continente un formidable auge de masas que puso en jaque la dominación
neocolonial homogeneizada por el imperialismo yanqui. enemigo número uno de
todos los pueblos del mundo.
Pero esa formidable movilización
revolucionaria de masas no fue coronada por la victoria. La activa intervención
contrarrevolucionaria política y militar, directa e indirecta del imperialismo
yanqui, unida a las deficiencias del anarquismo, de las corrientes socialistas
Y los Partidos Comunistas, fueron las causas de una derrota temporaria. La
mayoría de los Partidos Comunistas, los más conscientes, consecuentes y
organizados de ese período, cayeron en el reformismo. Algunos de ellos como el
heroico y aguerrido Partido Comunista salvadoreño sufrieron crueles derrotas
con decenas y miles de mártires. Por ello, el impetuoso auge de las masas se
desvió de su camino revolucionario y cayó bajo la Influencia y dirección del
nacionalismo burgués, vía muerta de la revolución, recurso inteligente y
demagógico, que encontraran las clases dirigentes para prolongar con el engaño
la vigencia del sistema capitalista neocolonial.
A partir del formidable triunfo
del pueblo cubano, que bajo la hábil y clarividente conducción de Fidel Castro
y un grupo de dirigentes marxista-leninistas logró derrotar al ejército
batistiano y establecer en la isla de Cuba, en las mismas barbas del
imperialismo, el Primer Estado Socialista Latinoamericano, los pueblos del
continente vieron fortalecida su fe revolucionaria e iniciaron una nueva y
profunda movilización de conjunto.
Con aciertos y errores nuestros
pueblos y sus vanguardias se lanzaron con decisión a la lucha antiimperialista
por el socialismo. La década del '60 vio sucederse en forma ininterrumpida
grandes luchas populares, violentos combates guerrilleros, poderosas
insurrecciones de masas. La guerra de Abril, insurrección general del pueblo
dominicano, obligó a la intervención directa del imperialismo yanqui que debió
enviar 30.000 soldados para sofocar con la masacre ese magnífico levantamiento.
La legendaria figura del
Comandante Ernesto Guevara personificó, simbolizó todo ese período de luchas y
su muerte heroica, así como su vida ejemplar y su clara concepción estratégica
marxista-leninista, abre e ilumina el nuevo auge revolucionario de nuestros
pueblos que crece día a día en poderío y consistencia, parte de las fábricas,
de los pueblos, del campo y de las ciudades y se despliega incontenible por
todo el continente.
Es el definitivo despertar de
nuestros pueblos que pone en pie millones y millones de trabajadores y que se
encamina inexorablemente hacia la segunda independencia, hacia la definitiva
liberación nacional y social, hacia la definitiva eliminación del injusto
sistema capitalista y el establecimiento del socialismo revolucionario.
LA LUCHA POR LA DIRECCIóN DEL
MOVIMIENTO DE MASAS
Pero el camino revolucionario no
es fácil ni sencillo. No solamente debemos enfrentar la bárbara fuerza
económica y militar del imperialismo. Enemigos y peligros más sutiles acechan a
cada momento a las fuerzas revolucionarias, a sus esfuerzos por librar con
efectividad, victoriosamente, la lucha antiimperialista.
Hoy día, dada la particular
situación del proceso revolucionario continental, debemos referirnos
específicamente a dos corrientes de pensamiento y acción, que conspiran
poderosamente contra los esfuerzos revolucionarios de los latinoamericanos.
Ellos son, un enemigo: el nacionalismo burgués y una concepción errónea en el
campo popular: el reformismo.
Ambos, a veces estrechamente
unidos, intentan encaramarse en el auge revolucionario de nuestros pueblos;
lograr su dirección e imponer sus concepciones erróneas e interesadas, que
indefectiblemente terminarán por detener y castrar el impulso revolucionario.
Por ello adquiere una dimensión estratégica la intransigente lucha ideológica y
política que los revolucionarios debemos librar contra esas corrientes,
imponernos a ellas, ganar así la dirección de las mas amplias masas, para dotar
a nuestros pueblos de una consecuente dirección revolucionaria que nos conduzca
con constancia, inteligencia y efectividad hacia la victoria final.
El nacionalismo burgués es una
corriente apadrinada por el imperialismo que se apoya en ella como variante
demagógica para distraer y desviar la lucha de los pueblos cuando la violencia
contrarrevolucionaria pierde eficacia. Su núcleo social está constituido por la
burguesía pro-imperialista o un embrión de ella, que pretende enriquecerse sin
medida, disputando con la oligarquía y burguesía tradicional los favores del
imperialismo mediante el truco de presentarse como bomberos del incendio
revolucionario, con influencia popular y capacidad de negociación ante la
movilización de las masas. En su política del engaño esgrimen un
antiimperialismo verbal e intentan confundir a las masas con su tesis
nacionalista preferida: la tercera posición. Pero en realidad no son
antiimperialistas sino que se allanan incluso a nuevas y más sutiles formas de
penetración económica extranjera.
El reformismo es en cambio una
corriente que anida en el propio seno del pueblo trabajador, reflejando el
temor al enfrentamiento de sectores pequeño burgueses y de la aristocracia
obrera. Se caracteriza por rechazar cerradamente en los hechos la justa y necesaria
violencia revolucionarla como método fundamental de lucha por el poder,
abandonando así la concepción marxista de la lucha de clases. El reformismo
difunde entre las masas nocivas ideas pacifistas y liberales, embellece a la
burguesía nacional y a los ejércitos contrarrevolucionarios, con quienes
constantemente buscan aliarse, exageran la importancia de la legalidad y el
parlamentarismo. Uno de sus argumentos preferidos, de que es necesario evitar
la violencia y relacionarse con la burguesía y los militares patriotas" en
busca de una vía pacífica que ahorre derramamientos de sangre a las masas en su
camino hacia el socialismo, es rotunda y dolorosamente refutada por los hechos.
Allí donde el reformismo impuso su política conciliadora y pacifista las clases
enemigas y sus ejércitos ejecutaron las más grandes masacres contra el pueblo.
La cercanía de la experiencia chilena con más de 20.000 hombres y mujeres
trabajadores asesinados nos exime de mayores comentarios.
Frente al nacionalismo burgués,
el reformismo y otras corrientes de menor importancia, en constante lucha
ideológica y política con ellas, se alza el polo armado, el polo revolucionario
que día a día se consolida en el seno de las masas, aumentando su influencia,
mejorando su capacidad política y militar, convirtiéndose cada vez más en tina
opción real hacia la independencia nacional y el socialismo.
Precisamente para contribuir al
fortalecimiento de ese polo revolucionario a escala continental, las cuatro
organizaciones firmantes de esta declaración, hemos decidido constituir la
presente Junta de Coordinación Revolucionaria en torno a la cual y a cada una
de sus organizaciones nacionales, llamamos a organizarse y a combatir juntos, a
toda la vanguardia revolucionaria obrera y popular de Latinoamérica. Esto
significa naturalmente que las puertas de esta Junta de Coordinación están
abiertas para las organizaciones revolucionarias en los distintos países
latinoamericanos.
LA EXPERIENCIA DE NUESTRAS
ORGANIZACIONES
El MLN Tupamaros, el Movimiento
de Izquierda Revolucionario (MIR), el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el
Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), en el curso de su lucha patriótica y
revolucionaria, han ido comprendiendo la necesidad de unirse, han ido afirmando
por propia experiencia su concepción internacionalista, comprendiendo que al
enemigo imperialista y capitalista que está unido y organizado debemos oponerle
la más férrea y estrecha unidad de nuestros pueblos,
Vinculados por la similitud de
nuestras luchas y nuestras líneas, las cuatro organizaciones hemos establecido
primero vínculos fraternales, y en un proceso hemos pasado a un intercambio de
experiencias, a la mutua colaboración cada vez más activa, hasta dar hoy este
paso decisivo que acelera la coordinación y colaboración que sin ninguna duda
redundará en tina mayor efectividad práctica en la encarnizada lucha que
nuestros pueblos libran contra el feroz enemigo común.
El mayor desarrollo de nuestras
organizaciones, el fortalecimiento de su concepción y práctica internacionalistas,
permitirá un mayor aprovechamiento de las potencialidades de nuestros pueblos
hasta erigir una poderosa fuerza revolucionaria capaz de derrotar
definitivamente a la reacción imperialistacapitalista, aniquilar a los
ejércitos contrarrevolucionarios, expulsar al imperialismo yanqui y europeo del
suelo latinoamericano, país por país, e iniciar la construcción del socialismo
en cada uno de nuestros países, para llegar día de mañana a la más completa
unidad latinoamericana.
Lograr ese sagrado objetivo no
será fácil, la crueldad y fuerza del imperialismo hará necesario, como lo
vislumbrara el Comandante Guevara, desarrollar una cruenta y prolongada guerra
revolucionaria que hará del continente latinoamericano el segundo o tercer
Vietnam del mundo.
Mas, siguiendo el glorioso
ejemplo del heroico pueblo vietnamita y los trabajadores latinoamericanos
sabremos combatir sin desmayos, con creciente eficacia, desplegando en toda su
intensidad las imbatibles energías de las masas, y aplastar al imperialismo
yanqui y sus agentes conquistando así nuestra felicidad y contribuyendo
poderosamente a la destrucción definitiva del enemigo principal de la clase
obrera internacional, del socialismo, de todos los pueblos del mundo.
NUESTRO PROGRAMA
Nos une la comprensión de que no
hay otra estrategia viable en América Latina que la estrategia de guerra
revolucionaria. Que esa guerra revolucionaria es un complejo proceso de lucha
de masas, armado y no armado, pacífico y violento, donde todas las formas de
lucha se desarrollan armónicamente convergiendo en torno al eje de la lucha
armada. Que para el desarrollo victorioso de todo el proceso de guerra
revolucionaria es necesario movilizar a todo el pueblo bajo la dirección del
proletariado revolucionario. Que la dirección proletaria de la guerra se
ejercita por un partido de combate marxista-leninista, de carácter proletario,
capaz de centralizar y dirigir, uniendo en un solo, potente haz, todos los
aspectos de la lucha popular, garantizando tina dirección estratégica justa.
Que bajo la dirección del Partido Proletario es necesario estructurar un
poderoso ejército popular, núcleo de acero de las fuerzas revolucionarias, que
desarrollándose de lo pequeño a lo grande, íntimamente unido a las masas y
alimentado por ellas, se erija en impenetrable muro donde se estrellen todos
los intentos militares de los reaccionarios, N, esté en condiciones materiales
de asegurar el aniquilamiento total de los ejércitos contrarrevolucionarios Que
es necesario construir asimismo un amplio frente obrero y popular de masas que
movilice a todo el pueblo progresista y revolucionario, a los distintos
partidos populares, a los sindicatos y demás organizaciones similares, en una
palabra, a las más amplias masas cuya lucha corre paralela, convergiendo a cada
momento y estratégicamente con el accionar militar del ejército popular y el
accionar político clandestino del partido proletario.
La respuesta debe ser clara, y no
otra que la lucha armada como el principal factor de polarización, agitación y,
en fin, de la derrota del enemigo, la única posibilidad de triunfo. Esto no
quiere decir que no se utilicen todas las formas de organización y lucha
posibles: la legal y la clandestina, la pacífica y violenta, económica y
política, convergiendo todas ellas con mayor eficacia en la lucha armada, de
acuerdo a las particularidades de cada región y país.
El carácter continental de la
lucha está signado, en lo fundamental por la presencia de un enemigo común. El
imperialismo norteamericano desarrolla una estrategia internacional para
detener la Revolución Socialista en Latinoamérica. No es casual la imposición
de regímenes fascistas en los países donde el movimiento de masas en ascenso
amenaza la estabilidad del poder de las oligarquías. A la estrategia internacional
del imperialismo corresponde la estrategia continental de los revolucionarios.
El camino por transitar en esta
lucha no es corto. La burguesía internacional está dispuesta a impedir, por
cualquier medio, la Revolución, así se planteara en un solo país. Ella posee
todos los medios oficiales y oficiosos, bélicos o de difusión, para utilizarlos
contra el pueblo. Por eso nuestra guerra revolucionaria es de desgaste del
enemigo en sus primeras fases, hasta formar un ejército popular que supere en
fuerza a los del enemigo. Este proceso es paulatino, pero es, paradójicamente,
la senda más corta y menos costosa para alcanzar los objetivos estratégicos de
las clases postergadas.
PUEBLO LATINOAMERICANO: A LAS
ARMAS
Vivimos momentos decisivos de
nuestra historia. En esa conciencia, el MLN Tupamaros, el Movimiento de
Izquierda Revolucionario (MIR), el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el
Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), llaman a los trabajadores explotados
latinoamericanos, a la clase obrera, a los campesinos pobres, a los pobres de
la ciudad, los estudiantes intelectuales, los cristianos revolucionarios y a
todos aquellos elementos provenientes de las clases explotadoras, dispuestos a
colaborar con la justa causa popular, a tomar con decisión las armas, a
incorporarse activamente a la lucha revolucionaria antiimperialista y por el
socialismo que ya se está librando en nuestro continente bajo la bandera y el
ejemplo del Comandante Guevara.
JCR - JUNTA DE COORDINACIÓN
REVOLUCIONARIA
VICTORlA O MUERTE - ELN
PATRIA O MUERTE VENCEREMOS - MIR
A VENCER 0 MORIR POR LA ARGENTINA
- ERP
LIBERTAD O MUERTE – TUPAMAROS
_ Publicado en la revista Che
Guevara Nº1, de Noviembre de 1974, órgano oficial de la JCR
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